Ezequiel 3, 16-21
Al cabo de los siete días, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
17 «Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela de la casa de Israel. Oirás de mi boca la palabra y les advertirás de mi parte.
18 Cuando yo diga al malvado: "Vas a morir", si tú no le adviertes, si no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, a fin de que viva, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti.
19 Si por el contrario adviertes al malvado y él no se aparta de su maldad y de su mala conducta, morirá él por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida.
20 Cuando el justo se aparte de su justicia para cometer injusticia, yo pondré un obstáculo ante él y morirá; por no haberle advertido tú, morirá él por su pecado y no se recordará la justicia que había practicado, pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti.
21 Si por el contrario adviertes al justo que no peque, y él no peca, vivirá él por haber sido advertido, y tú habrás salvado tu vida.»
Proponemos este libro para entender el grado de confusión que está viviendo la Iglesia desde la Reforma hasta nuestros días, desde el modernismo hasta la Teología orientada a construir una teología "cultural" del momento.
Confusion Y Verdad: Raices Historicas De La Iglesia En El Siglo Xx PHILIP TROWER [PDF] Literatura · Seis libros que tenes que leer si queres estirar el verano un poco mas. CARGAR MaS. Ingresa con tu cuenta de. o con tu cuenta de El Observador El Vaticano II ha sido uno de los eventos centrales del siglo pasado, y no sólo para la vida de la Iglesia. No en vano, ha provocado una vasta literatura y una muy larga controvers
Confusion Y Verdad: Raices Historicas De La Iglesia En El Siglo Xx PDF DESCARGA El Vaticano II ha sido uno de los eventos centrales del siglo pasado, y no sólo para la vida de la Iglesia. No en vano, ha provocado una vasta literatura y una muy larga controversia, tanto en el espacio y en el tiempo. Contrariamente a lo que pudiera pensarse, tal profusión ha hecho poco fruto de aclarar el hecho en sí, su origen y sus consecuencias, dando lugar a interpretaciones partidistas o radicales en uno u otro sentido. Una de las tareas más complicadas en el estudio de la historia equivale a no aturdirse a las consecuencias de los hechos. Mientras que nos pueden ayudar a termómetro o aviso de que algo ha sucedido, lo más importante -y la parte difícil es aclarar cuáles son las raíces que alimentan el árbol son. Es precisamente esta empresa que se enfrenta con éxito PHILIP TROWER, y se presenta en este volumen, proporcionando uno de los más completos e ilustrada sobre la crisis y la situación de la Iglesia en el análisis del siglo XX.
Del sermón de san Agustín, obispo, sobre los pastores
(Sermón 46, 3-4: CCL 41, 530-531)
LOS PASTORES QUE SE APACIENTAN A SÍ MISMOS
Oigamos, pues, lo que la palabra divina, sin halagos para nadie, dice a los pastores que se apacientan a sí mismos en vez de apacentar a las ovejas: Os coméis su enjundia, os vestís con su lana; matáis las más gordas y, las ovejas, no las apacentáis. No fortalecéis a las débiles, ni curáis a las enfermas, ni vendáis a las heridas; no recogéis a las descarriadas, ni buscáis las perdidas, y maltratáis brutalmente a las fuertes. Al no tener pastor, se desperdigaron y fueron pasto de las fieras del campo. Se acusa a los pastores que se apacientan a sí mismos en vez de a las ovejas, por lo que buscan y lo que descuidan. ¿Qué es lo que buscan? Os coméis su enjundia, os vestís con su lana. Pero por qué dice el Apóstol: ¿Quién planta una viña, y no come de su fruto? ¿Qué pastor no se alimenta de la leche del rebaño? Palabras en las que vemos que se llama leche del rebaño a lo que el pueblo de Dios da a sus responsables para su sustento temporal. De eso hablaba el Apóstol cuando decía lo que acabamos de referir. Ya que el Apóstol, aunque había preferido vivir del trabajo de sus manos y no exigir de las ovejas ni siquiera su leche, sin embargo, afirmó su derecho a percibir aquella leche, pues el Señor había dispuesto que los que anuncian el Evangelio vivan de él. Y, por eso, dice que otros de sus compañeros de apostolado habían hecho uso de aquella facultad, no usurpada, sino concedida. Pero él fue más allá y no quiso recibir siquiera lo que se le debía. Renunció por tanto, a su derecho, pero no por eso los otros exigieron algo indebido: simplemente, fue más allá. Quizás pueda relacionarse con esto lo de aquel hombre que dijo, al conducir al herido a la posada: Lo que gastes de más yo te pagaré a la vuelta. ¿Y qué más vamos a decir de aquellos pastores que necesitan la leche del rebaño? Que son misericordiosos, mejor, que desempeñan con más largueza su deber de misericordia. Pueden hacerlo, y por esto lo hacen. Han ser alabados por ello, sin por eso condenar a los otros. Pues el Apóstol mismo, que no exigía lo que era un derecho suyo, deseaba, sin embargo, que las ovejas fueran productivas, y no estériles y faltas de leche.