Ahora es el tiempo. Artículo de Juan Manuel Jimenez Muñoz.

Estimado lector que te acercas hasta esta zona web.

Desde el 14 de marzo estamos en España en estado de Alarma...alarma pues si. Alarma!

Mi situación es de indignación como católico no puedo callar lo que mi conciencia me dicta. 

Hay tantas razones por las que comenzar este blog que sólo se detendrá cuando dichas razones terminen, espero que sea pronto.

Comienzo con una carta que me llega por mis grupos de whatsapp.

Y DICEN QUE PISAMOS LA MANGUERA.

El vicepresidente primero del Congreso de los Diputados, el socialista Alfonso Gómez de Celis, ha solicitado el pasado viernes «DESECHAR» a quienes denuncian los errores del Gobierno en la gestión de la crisis del coronavirus. En una entrevista en Canal Sur, Gómez de Celis ha pedido a los espectadores que se imaginaran en medio de un incendio descomunal, catastrófico: «todo el que quiere ayudar a apagar el fuego se aproxima con la mejor voluntad. Tenemos que DESECHAR a los que pisan la manguera para que no salga agua, o para que salga defectuosa, o a los que están detrás del que sujeta la manguera señalando permanentemente los errores que se están cometiendo».

Tras esas miserables palabras de Alfonso Gómez de Celis, dedicaré este relato a responder como merece, pues no se me escapa que sus declaraciones van dirigidas a personas como yo que, según él, “criticamos al Gobierno y pisamos la manguera”. 

Mire usted, señor de Celis: cada mañana, o cada tarde, yo apago fuegos. Me voy a la consulta a atender penalidades, sin saber si será el día en que me contagiaré. Al llegar, me pongo allí unas caretas regaladas por el Sindicato Médico de Málaga, y unas batas regaladas por una señora particular; y así, de esa artesanal manera, me protejo un poco del coronavirus; pues usted, como jefe de bomberos, no me ha dado todavía el casco, el hacha, el traje y la manguera para apagar esos fuegos sin achicharrarme yo. Luego, tras la impúdica vestimenta, atiendo enfermos. Y después, día tras día, vuelvo a la soledad de mi domicilio para hacerme la comida, poner la lavadora y cortarme el pelo a trasquilones. Seis semanas llevo solo, señor de Celis: sin ver a mi mujer, a mis hijos y a mis nietos; sin sus risas, sus bromas y sus juegos; temiendo que cada estornudo mío sea el presagio de un trancazo por coronavirus, y que me pille solo en mi sola soledad. 

Y otra cosa señor Celis, no se me vaya a olvidar. Se me cae la cara de vergüenza cuando los pacientes me preguntan por los test. Muchos se han creído las patrañas del Gobierno… ¡y piensan que hacemos test! ¡Qué desengaño! Un mes llevan ustedes afirmando que España es el segundo país del mundo en número de test por habitante. Incluso en el Congreso de los Diputados lo han dicho docenas de veces. Mentirosos. Que sois unos mentirosos. Embusteros compulsivos. Embusteros peligrosos. Porque esa enorme mentira sí nos pisa la manguera a los profesionales de a pie. Esa descomunal patraña sí nos deja a los pies de los caballos. Ese estratosférico bulo sí nos expone a que mucha gente, ahíta de propaganda, piense que no les hacemos los test porque no nos sale de los cojones a los profesionales sanitarios. 

Pero ya ni “los suyos” le creen, señor de Celis. Ni los suyos. Hoy pondré aquí, bajo sus ojos, los rotundos desmentidos de Maldito Bulo, La Sexta y Newtral, ¡que ya es decir! Ayer mismo negaban en sus páginas que España fuese el segundo país del mundo en número de test por habitante. La clasificación, certificada por la Universidad de Oxford, es la siguiente: Islandia, Luxemburgo, Bahréin, Estonia, Israel, Noruega, Suiza, Lituania, Italia, Islandia, Austria, Eslovenia, Letonia, Portugal, Suecia, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Estados Unidos, Corea del Sur, Finlandia, Rusia, China… y España. 

España, en número de test, como cualquiera puede comprobar en esa lista, no figura ni entre los veinte primeros países del mundo, pues han consumido ustedes todas las existencias con Irene de Galapagar y toda su parentela.

Y en esta soledad en la que vivo, siempre de casa al trabajo y del trabajo a la casa, cumpliendo escrupulosamente mi deber de ciudadano y mi obligación como médico, pagando religiosamente mis impuestos y obedeciendo al Gobierno en todo cuanto me dice, usted, señor de Celis, se permite atizar a mis vecinos PARA QUE ME “DESECHEN”. Para que me desechen. Para que me desechen. Debe de referirse usted a que me aíslen socialmente. O a que me escupan a la cara cuando pase por la calle. Como hacían en el País Vasco con las familias de los guardias. O como hacen ahora en Cataluña los independentistas con quienes no colocan esteladas. DESECHADOS POR ORDEN GUBERNATIVA. La muerte social por exponer públicamente el desgobierno del Gobierno.

Nos queréis putas y sumisas, señor Celis. Pero no va a ser así. Nos queréis putas y, además, follar de balde. Pero no va a ser así. Nos queréis trabajando con la cabeza gacha, humillados y en silencio. Pero no nos sale de los huevos. Nos queréis vestidos con bolsas de la basura y sin decir ni pío. Pero de ninguna manera os vais a ir de rositas.

Os van a llover querellas como agua tiene la mar. Los juzgados se saturarán de peticiones de justicia por parte del Sindicato Médico, del Sindicato de Enfermería, del Sindicato de Funcionarios, del Colegio de Médicos, del Colegio de Enfermería, del Colegio de Farmacia, de trabajadores de las residencias de mayores, de familiares de los muertos por coronavirus, de trabajadores infectados por vuestras inservibles mascarillas, de pacientes sin los test realizados, y de todos los <<desechados>> que, según usted, sacamos a la luz la pésima gestión de este Gobierno y merecemos, por ello, una reprobación social. 

No caerán en el olvido los 23.000 españoles fallecidos y los 36.000 sanitarios contagiados. Se lo aseguro. No olvidaremos, tampoco, que España ha sido el país con más sanitarios infectados de todo el mundo mundial: un 20% aquí, frente a un 10% de Italia, un 4% de China o un 3% en Estados Unidos. 

Y cuando todo se serene, que se serenará, llenaremos las grandes alamedas hasta hacerlas rebosar, hasta quedarnos roncos. Y eso, siendo yo agnóstico, se lo puedo jurar sobre los Santos Evangelios. 

Eso se lo puedo jurar yo por los seres que más quiero.

Firmado:

Juan Manuel Jimenez Muñoz.
Médico y escritor malagueño.
Pido a cada destinatario que reenvíe este wpp a un mínimo de 20 personas de su lista de contactos, hay que estar organizados para cuando todo esto acabe y dar una respuesta conjunta.

En 3 días, la mayoría de las personas de este país tendrán este mensaje.
Si estás de acuerdo con lo expuesto, por favor reenvía este wpp.

Mantén este mensaje CIRCULANDO!